El eclipse total de Luna prometía ser un espectáculo impresionante en el cielo de Menorca, pero la meteorología no estuvo del lado de los observadores. Aunque ya se sabía que la luz crepuscular dificultaría la visión de la fase de totalidad del eclipse, finalmente las nubes hicieron acto de presencia antes del amanecer en varias zonas de la isla, empañando en parte el esperado momento de la Luna de sangre. Aun así, los más madrugadores y afortunados pudieron disfrutar de una visión más nítida de este fenómeno que tiñe el satélite de un hipnótico color rojizo.
El eclipse total de Luna se produce cuando el Sol, la Tierra y la Luna se alinean de manera que el satélite pasa completamente por la sombra terrestre. Durante este proceso, la luz solar se filtra a través de la atmósfera de la Tierra y proyecta sobre la superficie lunar tonalidades rojizas o anaranjadas. Este efecto se acentúa según la cantidad de polvo y aerosoles en la atmósfera, así como la posición del satélite en el horizonte, convirtiéndolo en un evento de gran belleza y misterio.
La científica de la NASA Yasmina Martos, en declaraciones a la agencia Efe, explicó que este tipo de alineación ocurre aproximadamente cada seis meses, pero la inclinación de la órbita lunar provoca que la mayoría sean eclipses parciales. En el caso de un eclipse total, se produce el característico efecto de la Luna de sangre, ya que la luz del Sol atraviesa la atmósfera terrestre como si formara un halo y la longitud de onda roja es la que finalmente alcanza la Luna.
Este eclipse en particular tuvo además una coincidencia curiosa: se produjo en el Día de Pi (14 de marzo), un número matemático fundamental en diversas áreas científicas. Martos destacó que la ecuación de Pi se utiliza en numerosos cálculos astronómicos, incluyendo la predicción exacta de qué parte de la Luna quedaría cubierta por la sombra terrestre. “Es bastante espectacular que este evento coincida con el Día de Pi, un número crucial para la ciencia”, comentó la experta.
Más eventos astronómicos en el horizonte
Para los amantes de la astronomía que no pudieron disfrutar plenamente del eclipse, todavía quedan oportunidades de observar otros fenómenos celestes este año. El próximo eclipse total de Luna tendrá lugar el 7 de septiembre y será visible desde España, con mejores condiciones de observación cuanto más al este del país. Además, el 29 de marzo se podrá observar un eclipse parcial de Sol, el primero de una serie de eclipses solares que serán visibles en España en los próximos años.
Entre ellos destaca especialmente el eclipse total de Sol del 12 de agosto de 2026, que será visible en su totalidad en el norte y el este de España. Un evento excepcional, pues un fenómeno similar no se ha registrado en la península desde 1912, según datos del Observatorio Astronómico Nacional. Siempre que las condiciones meteorológicas lo permitan, será una cita para la historia.
Menorca, un destino Starlight
Más allá de estos eventos puntuales, Menorca se ha consolidado como un destino privilegiado para la observación astronómica. Gracias a sus cielos relativamente oscuros y su baja contaminación lumínica, la isla ha sido reconocida con la certificación de Destino Turístico Starlight, otorgada por la Fundación Starlight. Este reconocimiento se basa en diversos criterios como la transparencia de la atmósfera, la calidad de la oscuridad nocturna y las infraestructuras disponibles para la observación del cielo.
El turismo astronómico es una de las estrategias más prometedoras para desestacionalizar el flujo de visitantes en Menorca. Mientras que la isla es mundialmente conocida por sus playas vírgenes y su turismo de sol y playa, la fuerte estacionalidad de esta actividad económica ha generado problemas de sostenibilidad y desarrollo. La promoción de un turismo ligado a la observación del cielo nocturno, accesible durante todo el año, representa una oportunidad para diversificar la oferta turística y atraer visitantes interesados en la naturaleza y la ciencia.
Menorca, Reserva de la Biosfera, sigue apostando por un modelo de turismo sostenible en el que la astronomía puede desempeñar un papel clave. Si las nubes lo permiten, el cielo menorquín seguirá ofreciendo un espectáculo inigualable para locales y turistas apasionados por el universo.